Para hacer más cómodos nuestros viajes en avión sólo es necesario que tomemos unas cuantas precauciones, así el viaje comenzará y finalizará de la mejor forma posible.
Los cambios de presión pueden afectar a nuestros gases intestinales, por ejemplo, que tienden a expandirse y pueden causarnos alguna molestia. Lo aconsejable es no ingerir comidas flatulentas o pesadas desde el día anterior al viaje.
Los cambios de presión en las fases de despegue y aterrizaje también pueden molestarnos a los oídos con sensaciones de taponamiento. Para evitar estas molestias hay que igualar la presión en el oído con medidas tan simples como sonarse la nariz con un pañuelo o masticar un chicle.
La humedad también es más baja de lo normal entre un 10% y un 20%, lo que puede provocar una sensación de sequedad sobre la piel, vías respiratorias y en los ojos. Esta sensación disminuye si se evita el alocohol y el café al menos desde el día anterior al viaje, ya que estas sustancias tienen un efecto deshidratante. También se recomienda beber agua y zumos durante el vuelo, e incluso podemos usar una crema hidratante para nuestra piel.
El jet-lag, o desfase horario puede provocar cansancio y somnolencia diurna, más acusadas cuanto mayor es la diferencia horaria entre el origen y el destino. Para contrarrestar estos efectos no podemos hacer mucho, aunque los expertos recomiendan que intentemos adaptarnos lo más rápidamente posible a los nuevos horarios, sobre todo si vamos a permanecer mucho tiempo. Si sólo vamos a estar unos días, lo más aconsejable es que conservermos el horario de casa en la medida de lo posible.
Las turbulencias pueden provocarnos alguna contusión de manera ocasional, aunque normalmente son detectadas por la tripulación con anterioridad para prevenir a los pasajeros. Si se respetan en estos casos las indicaciones de la tripulación no tiene por qué ocurrirnos nada, sobre todo debemos permanecer sentados el mayor tiempo posible y con el cinturón abrochado.
Por último, está el espacio, mucho más reducido del habitual y que, especialmente a algunas personas, puede provocarles hinchazón de pies y tobillos o problemas circulatorios. La recomendación general, sobre todo cuando vamos a estar mucho tiempo viajando, es llevar ropa amplia y transpirable que no nos apriete y permita la ventilación.
También hay que mover los pies y manos con cierta frecuencia mientras permanecemos sentados, haciendo rotaciones o flexiones leves, que aunque parezca que no, son importantes porque activan la circulación. Y, cuando nos levantemos para ir al aseo, aprovecharemos el camino para estirar un poco, los brazos, la espalda, el cuello, etc.
Y si tenemos problemas con los mareos, debemos evitar los giros bruscos de la cabeza, sobre todo hacia un lado y hacia abajo. No se te ocurra volar en ayunas. La falta de azúcar en la sangre puede provocar mareo. Debemos dormir lo suficiente antes de embarcar. Si aún así nos mareamos, una buena manera de evitarlo es fijar la vista en el horizonte y respirar lentamente.
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